Misión rescate

Un niño está medio desvanecido en la nieve, y sobre él continúan cayendo grandes copos. No puede moverse. Nadie puede subir hasta allí sin correr un serio peligro. Un enorme perro comienza a caminar en esa dirección. Cuando llega adonde está el niño, se pone encima de él para transmitirle su calor.

A continuación, comienza a lamer la cara del niño. Éste se levanta y rodea con sus brazos el cuello del animal. Después, sube al lomo y se sujeta fuertemente. Así, el perro lleva al niño hasta un lugar seguro. Esto se cuenta de un perro San Bernardo llamado «Barry».

«Barry» salvó la vida de muchas personas perdidas en la nieve de los Alpes Suizos.

Los Alpes son montañas peligrosas. Están nevadas, cubiertas de hielo y suele haber en ellas frecuentes desprendimientos de nieve. «Barry» era uno de los muchos perros que tenían los monjes en una casa de descanso llamada Hospicio de San Bernardo, situada en los Alpes. El primero de estos perros llegó al hospicio hace muchos años, y se le llamó perro de San Bernardo.

Los monjes los amaestraron para salvar la vida a los viajeros extraviados.

Los San Bernardo tienen un olfato muy fino y son capaces de encontrar a las personas sepultadas en la nieve.

Desentierran a estas personas, se ponen encima de ellas para calentarlas, les lamen la cara para que despierten y ladran muy fuerte, como pidiendo socorro. Cuando los monjes oyen los ladridos, acuden con una camilla y té caliente y llevan a los viajeros al hospicio.

Seguramente has visto muchas fotografías de perros de San Bernardo con pequeños barriles de coñac colgados de su cuello. En realidad, los perros no llevan nunca barrilitos de coñac en sus misiones de rescate.


Los monjes adiestran a los perros San Bernardo para el rescate de viajeros extraviados en los Alpes Suizos.

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