Rocas y habitaciones subterráneas

Imagínate que vas a caballo por una gran pradera de Nuevo México y, de repente, una nube extraña de color negro surge del suelo dando vueltas. Parece humo. Pero, si te acercas, verás que se trata de miles y miles de murciélagos que salen de una oscura grieta del terreno. Enciende una antorcha y acércate al borde del agujero: no podrás ver el fondo.

Lanza la antorcha por la grieta.

Los haces luminosos van de un lado a otro, mientras la antorcha, rebotando por las paredes, sigue cayendo hasta que sólo ves un puntito de luz. Fue así como un vaquero, llamado Jim White, descubrió las cavernas de Carlsbad, cerca del río Pecos, en Nuevo México.

Los kilómetros y kilómetros de salas subterráneas forman un mundo fantástico en el que aparecen extrañas formas que semejan templos y palacios, monstruos o columnas y bellas combinaciones rocosas.

Una de esas cavernas es tan alta que podría albergar un rascacielos.

En los Estados Unidos, Carlsbad ha sido declarado Parque Nacional, y los guías muestran las grutas a numerosos grupos de visitantes.

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