Una estatua para un libertador


Monumento al general San Martín, en Lima.

Quizá pensarás que para ser un gran general sólo hace falta tener mucho valor. Pero no basta con eso, sino que hay que ser inteligente y tener una gran preparación.

El general San Martín comenzó su instrucción militar a los 12 años. Después intervino en numerosas acciones bélicas contra los franceses encuadrado en las filas del ejército español, en el que alcanzó diversos grados. Más tarde, sintiendo la llamada de su tierra americana, volvió a ella y se incorporó a la lucha sostenida por los pueblos americanos para independizarse de España. Su talento militar y sus dotes de estratega y de diplomático fueron decisivos para el triunfo de esa causa. Gracias a él, Argentina, Chile y Perú lograron su independencia y se convirtieron en naciones soberanas.

San Martín, además de gran general, fue un gran gobernante. Sus virtudes humanas y militares unidas a su falta de vanidad, han hecho que hoy figure entre los personajes históricos más dignos de admiración.

En numerosas ciudades de América del Sur se han elevado monumentos y estatuas en su honor, como ésta erigida en Lima, capital del Perú, en la plaza que lleva su nombre.

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