La liebre y la tortuga

por Esopo

La liebre se alababa en cierta ocasión, delante de los demás animales, de su incansable velocidad en la carrera.

—Nadie me ha derrotado jamás —decía— cuando echo a correr con todas mis fuerzas. Desafío al que quiera probarlo.

—Acepto el desafío —dijo la tortuga tranquilamente.

—¡Ah, pues tiene gracia! —dijo la liebre—. Soy capaz de danzar a tu alrededor durante el camino.

—No te jactes de nada hasta ser vencedora —dijo la tortuga.

Se fijaron las condiciones en que debía efectuarse la carrera y comenzó la prueba. La liebre desapareció, pero se detuvo pronto y, despreciando a la tortuga, se tumbó a descansar.

La tortuga avanzó, sin prisa. Cuando la liebre despertó, vio a la tortuga tan cerca de la meta que ya no pünt) alcanzarla.

La constanciápfrience todas las dificultades.

***

 

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Karen Stephanie

Hola puedo saber ¿el nombre del autor del arte? gracias

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