La planta que se pone a gritar

Mandrágora

Hace tiempo, la gente creía que esta planta gritaba, como si fuera una persona, al ser arrancada del suelo.

Sin embargo, no era fácil hacerse con una raíz de mandrágora. Todo el mundo creía que cuando se arrancaba una mandrágora, ésta se ponía a gritar. Y todo aquel que oía el grito de una mandrágora, moría sin remedio. Por tanto, cuando una bruja quería coger una mandrágora, debía hacer todo lo posible para protegerse.

En primer lugar, esperaba una noche sin luna. Después, con ayuda de un perro negro, un cuerno, un hueso y un pedazo de cera, iba en busca de una mandrágora. Cuando la encontraba, ataba un extremo de una cuerda a su taño y el otro al cuello del perro.

Después, la bruja se tapaba los oídos con la cera y esperaba. A medianoche en punto, enseñaba el hueso al perro. Este echaba a correr para alcanzarlo y de este modo arrancaba la mandrágora. Pero la bruja estaba a salvo. No podía oír los gritos de la mandrágora, ya que la cera tapaba sus oídos y, además, hacía sonar el cuerno con todas sus fuerzas.

Actualmente sabemos que todo esto no es más que una tontería. No hay ninguna planta mágica, por la sencilla razón de que no hay ninguna cosa mágica. Además, la bruja o el brujo no hubieran oído los gritos de la mandrágora, puesto que las mandrágoras, ni ninguna planta, pueden gritar. También sabemos que no hay brujas ni brujos, y que tampoco los ha habido.

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