La sal

Alguna vez te ocurre que al sentarte a la mesa y tomarte la primera cucharada de sopa notas inmediatamente la falta de un sabor: el de la sal. Asombrarás a tu madre si le dices que en la sopa falta cloruro sódico, es decir, sal, y si te pregunta qué sabes de ésta aún la puedes asombrar más diciéndole que es la combinación de dos elementos químicos: el cloro y el sodio.

La sal se obtiene del agua del mar haciéndola pasar sucesivamente por unos estanques de poca profundidad denominados salinas. De uno a otro estanque, el agua se va evaporando, al mismo tiempo que se depositan las impurezas y se hace más densa. En los últimos estanques se deposita la sal en forma de cristales. A medida que esa sal se posa en el fondo, es retirada y llevada a unos grandes montones en los que termina de perder la humedad y con ella otros residuos. El agua sobrante es devuelta al mar.

Esta sal es gruesa y suele contener impurezas que hay que eliminar, por lo que debe ser molida y refinada.

También se extrae sal de unas minas en las que aquélla forma unas rocas: la llamada sal gema. Esta sal es más pura que la marina, pero también hay que molerla y refinarla.

A pesar de su sabor desagradable, la sal es el condimento más importante. Si todos los alimentos que tomas carecieran de ella, enfermarías gravemente. Tu cuerpo la necesita.

También es importante para conservar las cosas sin que se pudran o estropeen.


Arriba y abajo, escenas de la recogida de la sal en una salina

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