Relojes de sol

Desde luego que un reloj no se parece en nada a una regla. Sin embargo, el reloj y la regla desempeñan el mismo tipo de función.

Los dos miden algo. Una regla mide la longitud, y un reloj, el tiempo.

Los antiguos usaban el Sol como reloj. Se levantaban al salir el Sol, y se acostaban cuando se ponía. Durante el día podían saber cuántas horas de luz quedaban por el lugar que ocupaba el Sol en el cielo.

Hace unos seis mil años, el hombre ya había aprendido a usar las sombras como medio para saber la hora.

Claro que las sombras dependen enteramente del Sol. La sombra de un árbol es muy larga por la mañana, pero, según el Sol va subiendo, se acorta. A mediodía, con el Sol en su punto más alto, la sombra llega casi a desaparecer. Después, por la tarde, la sombra vuelve a alargarse nuevamente, pero en otra dirección.

Los hombres pronto se dieron cuenta de que clavando una pequeña estaca en la tierra, podían obtener una sombra. Dividieron el día

Los antiguos egipcios usaban un reloj de sol en forma de T para saber la hora. Al proyectarse la sombra del travesaño sobre el vástago señalaba Sa hora.
Los griegos de hace unos tres mil años, y más tarde los romanos, medían la hora por medio de relojes de sol, como éste. Las líneas que aparecen dentro de la curva representan las horas. Al moverse la sombra del punzón entre las líneas, nos señala la hora.

en períodos de tiempo con piedras o marcas a lo largo del camino que recorría la sombra Así, una persona podía decirle a otra: “Nos reuniremos mañana, cuando la sombra llegue a la segunda marca.»

Hace más de tres mil años, los sacerdotes del antiguo Egipto medían el tiempo con un reloj de sol en forma de T, como el que reproducimos en la página anterior. El travesano de la T se clavaba ligeramente por encima del vástago de la letra, que se apoyaba en el suelo y llevaba impresas unas marcas. Según avanzaba la sombra del travesaño sobre las marcas, los sacerdotes sabían la hora del día.

Por la mañana, el reloj se situaba con el travesaño hacia el Este. Así, el sol le daba por detrás y proyectaba una sombra. Por la tarde, el reloj se cambiaba de posición, y el travesaño apuntaba hacia el Oeste, para seguir recibiendo el sol por detrás.

Los antiguos inventaron muchas clases de relojes de sol, pero éstos no sirven por la noche ni cuando está nublado.

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