El otro día vi cómo hacía su nido un gorrión.
El gorrión no ha tenido que aprender a hacer nidos. Lo sabía desde que nació. Esta clase de conocimiento recibe el nombre de instinto. Aunque un gorrión no vea nunca un nido, siempre hará la clase de nielo que han hecho los gorriones durante miles de años.
Mi gata tuvo gatitos.
Mi gata cuidó muy bien de los gatitos. Los lavaba y los alimentaba y los llevaba de un sitio para otro cogiéndolos con la boca por la piel de sus cuellos. Mi gata cuidó de sus gatitos del mismo modo que siempre lo han hecho los gatos. Sabía cómo ocuparse de ellos gracias al instinto.
Los gorriones, los gatos y los demás animales saben hacer muchas cosas por instinto.
Pero algunos animales pueden aprender cosas que no las saben por su propio instinto.
Yo enseñé a mi perro a que se levantara sobre las patas traseras para pedir las cosas. Un día que fui al circo vi a un tigre pasar por un aro. El domador
del tigre le había enseñado a hacerlo. Un amigo mío enseñó a su loro a. decir “¡Hola!”, “¡Adiós!” y “¡Vete a la escuela!”.
Algunos animales también pueden pensar lo suficiente para resolver problemas.
Los sabios lo han demostrado haciendo experimentos. Ponen a un mono dentro de una jaula y le dan un bastón. Entonces, ponen comida fuera de la jaula. Cuando el mono se siente hambriento intenta coger la comida. Primero el mono intenta alcanzar la comida haciendo pasar su brazo por entre los barrotes de la jaula. Pero no llega a tocar la comida, porque está demasiado lejos. Al cabo de un rato el mono empuña el bastón y lo utiliza para acercar la comida a la jaula. El mono ha resuelto el problema por sí mismo.
Los animales tienen instinto. Algunos pueden aprender cosas sencillas. Y otros pueden pensar lo suficiente para resolver problemas. Pero los animales no pueden pensar del mismo modo que las personas. Yo soy más listo que cualquier animal.
Para resolver el problema mete el palito dentro del tubo. ¿Qué premio tendrá por haber pensado?
Un bocadillo.
